Al construir en exteriores, como terrazas, pérgolas, cercas o decks, es fundamental elegir una madera adecuada. Las condiciones ambientales como el sol, la lluvia, la humedad y los insectos pueden deteriorar rápidamente los materiales si no se seleccionan con cuidado. Existen maderas que, por su composición y resistencia natural, son más apropiadas para este tipo de aplicaciones.
La teca es altamente resistente a la humedad, los hongos y los insectos, gracias a su alto contenido de aceites naturales que actúan como un protector natural. Además, tiene una gran estabilidad frente a los cambios de temperatura, lo que evita deformaciones. Sin embargo, su costo suele ser elevado, por lo que no siempre es la opción más accesible.
El cumarú, conocido también como teca brasileña, es otra alternativa destacada. Es una madera muy dura, con excelente resistencia estructural y gran estabilidad. Aunque es más económica que la teca, su densidad hace que sea más difícil de trabajar y mucho más pesada, por lo que requiere herramientas adecuadas y experiencia en su manejo.
El pino tratado a presión, con conservadores como CCA o ACQ, representa una opción más económica y de fácil acceso. Este tratamiento lo hace resistente a la humedad y a los insectos, pero no es tan duradero como otras maderas tropicales. Para extender su vida útil, es fundamental aplicar un sellador o pintura especial para exteriores y realizar mantenimiento periódico.
El cedro rojo, originario de Norteamérica, se valora por su resistencia natural a la humedad y a las termitas, además de ser fácil de trabajar y tener un aroma agradable. Su costo es medio-alto, pero su durabilidad lo convierte en una buena opción para fachadas, recubrimientos y acabados exteriores.
El ipe, una madera sudamericana extremadamente densa, ofrece una durabilidad superior a 20 años en condiciones exteriores. Su resistencia al desgaste, la humedad y los insectos es sobresaliente. No obstante, es una de las opciones más costosas y difíciles de trabajar debido a su peso y dureza.
Más allá del tipo de madera, siempre se recomienda aplicar productos de protección como selladores, barnices o aceites especiales para exteriores. También es importante considerar un diseño que permita una buena ventilación y drenaje para evitar la acumulación de humedad, y utilizar herrajes resistentes a la corrosión, como los de acero inoxidable o galvanizado.
En resumen, elegir la madera adecuada para exteriores depende del equilibrio entre presupuesto, durabilidad y el uso previsto. Una buena elección no solo asegura un mejor desempeño a largo plazo, sino que también reduce los costos de mantenimiento y reposición.